¿Debe Antonio Cano continuar como gerente de LIMANCAR?
¿SERÍA POSIBLE UN PACTO PSOE-PP EN CARMONA?
El pacto de los intereses privados
Me ha resultado extraño, pero así me lo han confirmado de buenas fuentes. La posibilidad de un pacto PSOE-PP en Carmona, se veía venir... Hay varias razones:
-En primer lugar, cualquier acuerdo es legal y además legítimo si se hace sobre un programa. Ya lo ha habido entre el PP e IU.
-En segundo lugar, ciertamente tras doce años de gobierno de IU puede resultar necesario un cambio político en el ayuntamiento para algunos sectores de la población... Pero no olvidemos que de esos doce años, ocho fueron de cogobierno IU-PP... Si hay entornos del PP que dicen que "ya está bien con doce años de gobierno IU" están afirmando verdades a medias, ellos estuvieron también... Si hay entornos del PSOE que están dispuestos a ese pacto... resultará que todo lo que hablaron durante varios años criticando el pacto IU-PP ahora se lo tendrán que comer ("donde dije digo... digo diego..."), dejarán su coherencia olvidada una vez más. Y, sobre todo, nadie sabe sobre qué bases de programa se sustenta ese acuerdo...
-En tercer lugar, y esto es lo más importante: El modelo de Ciudad que IU va perfilando (antes con el apoyo del PP), no satisface los intereses de los especuladores y de algunos negociantes... Están claras las relaciones de algunos familiares muy directos de los candidatos del PSOE y del PP con intereses inmobiliarios y negocios privados. El pacto que se está fraguando no es un pacto político con programas para la Ciudad de Carmona, es un pacto de intereses y negocios privados...
(Continuará...)
Publicado por Juan Corbones 3 comentarios
Etiquetas: Tu opinión y tu posición al respecto son de interés para Carmona
No insultes al Rey
FOTO: Felicitación navideña de los Reyes de España
No insultes al Rey
Atribulados andan algunos amigos del PP al ver los derroteros de la campaña electoral de su partido en Carmona, haciéndole como le están haciendo el juego al PSOE. Tal es el afán de protagonismo de Juan Avila que, además de los consabidos y reiterados ataques al alcalde, para hacerse notar como oposición “real”, además del pedazo de cartel con el pedazo de rostro superpuesto a la “pequeñita ciudad” de Carmona que tanto le importa, además de todo eso, y por tal de sacar punta a cualquier cuestión que sirva para atacar al alcalde, termina atacándose a sí mismo, para regocijo de Antonio Cano, gerente actual de la empresa municipal Limancar y candidato a la alcaldía por el PSOE.
Nuestro ínclito “superprota” hace una severa y absurda crítica a la felicitación de Navidad de nuestro alcalde Sebastián Martín Recio, al que directamente acusa de “hombre nada solidario”, que “dista mucho de ser un hombre de buena voluntad”, “no importarle la Navidad” y “no merecer ser alcalde”... Y todo porque la felicitación navideña se hace con una reproducción de un cuadro de Mariano Fernández de la Puerta de Córdoba, premiado en concurso Jose Arpa, en vez de haber escogido el también legítimo motivo de la escena del niño Jesús en el portal de Belén, en algunas de sus variantes religiosas conocidas.
Merece el comentario a este artículo de Juan Avila, no por el contenido en sí, que resulta tan lamentable como superficial, sino porque si alguien que se postula para la alcaldía de Carmona proyecta tal grado de ignorancia e intransigencia que una simple felicitación le lleva a tan graves insultos, qué capacidad tendrá este hombre para gobernar una Ciudad tan plural y diversa y con tan importantes cuestiones que resolver. Ya me dirán ustedes qué carta escribiría Juan Avila a un ciudadano que le plantee una queja cuando una simple felicitación navideña le provoca tanta ira.
Y siendo esto lo peor, no lo es menos que en su línea argumental, sin querer o queriendo, termine insultando al propio PP de forma descarada. Y me explico. Ya de por sí, denostar públicamente que un cuadro de Mariano Fernández premiado en un concurso José Arpa sea una felicitación ciudadana, es un despropósito. Más aún si el motivo es la Puerta de Córdoba, monumento emblemático de Carmona, que, por cierto, tiene en el interior de su Arco principal una imagen de la Virgen de Gracia; vaya patinazo el del candidato del PP. Y para rematar el cúmulo de despropósitos, insultando al alcalde por no felicitar con un motivo religioso está insultando al mismo tiempo a todas las personas de buena voluntad (de “poca buena voluntad” diría él) que hacen lo mismo. El alcalde de Madrid, por ejemplo, que es del PP, ha felicitado este año con una fotografía antigua del Escorial. Pueden ustedes buscar en Internet y verán multitud de felicitaciones de alcaldes de todos los partidos, y también por supuesto del PP, que felicitan la Navidad con motivos culturales, pictóricos o monumentales y no precisamente religiosos, entendido este término en su significado más estrecho. ¿Le diría, por ello, Juan Avila a Alberto Ruiz Gallardón, del PP, que es una persona nada solidaria, sin buena voluntad, y que no merece ser alcalde de Madrid por la felicitación con la foto del Escorial?. Anda, díselo, Juan. Dile lo mismo a la peña la Giraldilla, a otras tantas entidades y asociaciones de Carmona, empresas y ciudadanos, que escogen una foto antigua de Carmona, un grabado, un motivo humano, lleno de nostalgia o simplemente de arte; porque el arte es también la forma más bella y generosa de mostrar cariño.
La temeridad que busca el insulto para beneficio propio es como “escupir hacia arriba”. Resulta este tema de la crítica por la felicitación navideña del alcalde tan grotesca, que, fíjense ustedes la incapacidad de este hombre para atenerse a lo que dice, que si fuera coherente, si realmente fuese alguien con criterio y lo aplicara con seriedad, si su línea de pensamiento y su crítica tuviesen un norte, una perspectiva... Si fuese así, digo, Juan Avila tendría que insultar al propio Rey, y mucho me temo que, aunque haya ido a un acto de homenaje a un republicano para dejarse ver (que es su táctica), no sería capaz de mantener lo que dice. Porque este año, mira por dónde, los Reyes de España han felicitado la Navidad no precisamente con un motivo religioso. Lo han hecho (tras el “error” del montaje fotográfico del año pasado) con una foto de la propia Zarzuela, tras una nevada (adjuntamos la foto)... Anda, Juan Avila, dile al Rey que no merece ser Rey y que dista mucho de ser una persona de buena voluntad por haber sacado esta felicitación navideña. O mejor, quizás mejor, deja ya de decir tonterías.
Atribulados andan algunos amigos del PP al ver los derroteros de la campaña electoral de su partido en Carmona, haciéndole como le están haciendo el juego al PSOE. Tal es el afán de protagonismo de Juan Avila que, además de los consabidos y reiterados ataques al alcalde, para hacerse notar como oposición “real”, además del pedazo de cartel con el pedazo de rostro superpuesto a la “pequeñita ciudad” de Carmona que tanto le importa, además de todo eso, y por tal de sacar punta a cualquier cuestión que sirva para atacar al alcalde, termina atacándose a sí mismo, para regocijo de Antonio Cano, gerente actual de la empresa municipal Limancar y candidato a la alcaldía por el PSOE.
Nuestro ínclito “superprota” hace una severa y absurda crítica a la felicitación de Navidad de nuestro alcalde Sebastián Martín Recio, al que directamente acusa de “hombre nada solidario”, que “dista mucho de ser un hombre de buena voluntad”, “no importarle la Navidad” y “no merecer ser alcalde”... Y todo porque la felicitación navideña se hace con una reproducción de un cuadro de Mariano Fernández de la Puerta de Córdoba, premiado en concurso Jose Arpa, en vez de haber escogido el también legítimo motivo de la escena del niño Jesús en el portal de Belén, en algunas de sus variantes religiosas conocidas.
Merece el comentario a este artículo de Juan Avila, no por el contenido en sí, que resulta tan lamentable como superficial, sino porque si alguien que se postula para la alcaldía de Carmona proyecta tal grado de ignorancia e intransigencia que una simple felicitación le lleva a tan graves insultos, qué capacidad tendrá este hombre para gobernar una Ciudad tan plural y diversa y con tan importantes cuestiones que resolver. Ya me dirán ustedes qué carta escribiría Juan Avila a un ciudadano que le plantee una queja cuando una simple felicitación navideña le provoca tanta ira.
Y siendo esto lo peor, no lo es menos que en su línea argumental, sin querer o queriendo, termine insultando al propio PP de forma descarada. Y me explico. Ya de por sí, denostar públicamente que un cuadro de Mariano Fernández premiado en un concurso José Arpa sea una felicitación ciudadana, es un despropósito. Más aún si el motivo es la Puerta de Córdoba, monumento emblemático de Carmona, que, por cierto, tiene en el interior de su Arco principal una imagen de la Virgen de Gracia; vaya patinazo el del candidato del PP. Y para rematar el cúmulo de despropósitos, insultando al alcalde por no felicitar con un motivo religioso está insultando al mismo tiempo a todas las personas de buena voluntad (de “poca buena voluntad” diría él) que hacen lo mismo. El alcalde de Madrid, por ejemplo, que es del PP, ha felicitado este año con una fotografía antigua del Escorial. Pueden ustedes buscar en Internet y verán multitud de felicitaciones de alcaldes de todos los partidos, y también por supuesto del PP, que felicitan la Navidad con motivos culturales, pictóricos o monumentales y no precisamente religiosos, entendido este término en su significado más estrecho. ¿Le diría, por ello, Juan Avila a Alberto Ruiz Gallardón, del PP, que es una persona nada solidaria, sin buena voluntad, y que no merece ser alcalde de Madrid por la felicitación con la foto del Escorial?. Anda, díselo, Juan. Dile lo mismo a la peña la Giraldilla, a otras tantas entidades y asociaciones de Carmona, empresas y ciudadanos, que escogen una foto antigua de Carmona, un grabado, un motivo humano, lleno de nostalgia o simplemente de arte; porque el arte es también la forma más bella y generosa de mostrar cariño.
La temeridad que busca el insulto para beneficio propio es como “escupir hacia arriba”. Resulta este tema de la crítica por la felicitación navideña del alcalde tan grotesca, que, fíjense ustedes la incapacidad de este hombre para atenerse a lo que dice, que si fuera coherente, si realmente fuese alguien con criterio y lo aplicara con seriedad, si su línea de pensamiento y su crítica tuviesen un norte, una perspectiva... Si fuese así, digo, Juan Avila tendría que insultar al propio Rey, y mucho me temo que, aunque haya ido a un acto de homenaje a un republicano para dejarse ver (que es su táctica), no sería capaz de mantener lo que dice. Porque este año, mira por dónde, los Reyes de España han felicitado la Navidad no precisamente con un motivo religioso. Lo han hecho (tras el “error” del montaje fotográfico del año pasado) con una foto de la propia Zarzuela, tras una nevada (adjuntamos la foto)... Anda, Juan Avila, dile al Rey que no merece ser Rey y que dista mucho de ser una persona de buena voluntad por haber sacado esta felicitación navideña. O mejor, quizás mejor, deja ya de decir tonterías.
2007: salud y suerte
2007: salud y suerte
Año 2007. A todos les deseo dos regalos que en la historia quedaron como inalcanzables por propia voluntad y muy ligados al azar: la salud y la suerte. A lo largo del tiempo, una lucha denodada de la humanidad ha tenido como objetivo entrar en el núcleo de la vida y del destino para dominarlos. Y han sido logros muy destacados los que han permitido vivir mejor, gracias al tesón y a la inteligencia de tantas personas y organizaciones sociales.
Así, la salud, que en un principio fue un bien objeto de rezos, conjuros, hechizos y pócimas mágicas, progresivamente ha sido considerada como ese bienestar global e individual que permite un desarrollo integral de nuestras fuerzas vitales. Las ciencias médicas han venido desentrañando los aspectos genéticos más relevantes que pueden incidir en el origen de muchas enfermedades; la conciencia colectiva y la biología han puesto de manifiesto el papel trascendental que el entorno cultural y medioambiental tienen en la aparición y desarrollo de muchos procesos malignos. El ejercicio del autocuidado y de la autorresponsabilidad aparece pues como un instrumento de libertad al servicio también de la salud y la palabra “prevención” ha cobrado un significado esencial para explicar el alargamiento de la vida, las bajas tasas de mortalidad infantil en los países de mayores medios económicos y la importancia de los hábitos en la dieta o en el modo de relacionarnos y vivir.
De la misma manera, nos parece que el llamado destino, el futuro, sigue tan incierto como inabordable con criterios de lógica científica. La suerte, el azar, lo que sobreviene sin haberlo programado, lo que nos llega por sorpresa siendo mil veces temido, sea como fuere, tampoco aún forma parte del dominio de los seres inteligentes. Aunque, igual que en la salud y en la vida, pueden planificarse muchas cuestiones y acontecimientos para llevarlos a un destino predeterminado, a una finalidad preconcebida... El destino no está escrito, decimos; cada día ponemos una letra, una frase, un párrafo en el camino. Pero, siendo cierto que podemos encauzar acontecimientos, realizar proyectos y presupuestos para dejar en manos de la duda el menor sesgo posible, a veces, el revés más inesperado, lo más absurdo e insignificante, se convierte en variable de magnitud incalculable que termina desbaratando lo esperado dándole la vuelta y llevándonos a espacios ajenos...
Resulta entonces la salud una conquista progresiva y el destino un reto por escrutar, pero a los que ganamos milésimas de seguridad en la incertidumbre. Sin embargo, hay un punto final, un acento trágico podríamos decir, que aún queda en el ámbito de lo imposible: la muerte, la ausencia de vida, la nada; todo como expresión certera también de la nimiedad de lo que somos y de lo que pretendemos, en este ansia por poseerlo todo, incluso el ritmo de la vida.
Y aunque esto que va escrito pueda parecer impregnado de pesimismo, debo decir que, por el contrario, cabe pensar que hay otro punto, en el polo opuesto, más bien en el mismo lugar como la cara y la cruz de una moneda, que viene a dar la semblanza de la luz, el reflejo de la esperanza, las puertas del optimismo. Porque, igual que el punto final de la salud y del destino es la misma muerte, el primer signo es la propia vida. Al nacer estamos pletóricos de salud porque aún no hemos dado oportunidad de actuar a los virus ni a los oncogenes; somos un proyecto indeterminado que lleva implícito un impulso resplandeciente, una fuerza vital que necesita espacio y tiempo para desarrollarse; somos la vitalidad hecha carne rosa. Y no hay destino ni futuro quemado, hay sólo proyecto, sólo posibilidades, sólo esperanzas.
Con una Ciudad pasa igual... Deseamos la salud a una mujer milenaria sabiendo que su sabiduría, escrita en las piedras, es la primera fuerza de su personalidad y también su mayor fuente de riqueza, que animamos a administrarla como su historia nos pide: con prudencia, cautela y mucho cariño. Y deseamos suerte porque también vimos en otros tiempos cómo la tragedia y la sinrazón la hirieron en su costado más preciado. Le deseamos salud y suerte, sencillamente, porque le deseamos la vida; la vida que precisamente ella nos da a nosotros.
Año 2007. A todos les deseo dos regalos que en la historia quedaron como inalcanzables por propia voluntad y muy ligados al azar: la salud y la suerte. A lo largo del tiempo, una lucha denodada de la humanidad ha tenido como objetivo entrar en el núcleo de la vida y del destino para dominarlos. Y han sido logros muy destacados los que han permitido vivir mejor, gracias al tesón y a la inteligencia de tantas personas y organizaciones sociales.
Así, la salud, que en un principio fue un bien objeto de rezos, conjuros, hechizos y pócimas mágicas, progresivamente ha sido considerada como ese bienestar global e individual que permite un desarrollo integral de nuestras fuerzas vitales. Las ciencias médicas han venido desentrañando los aspectos genéticos más relevantes que pueden incidir en el origen de muchas enfermedades; la conciencia colectiva y la biología han puesto de manifiesto el papel trascendental que el entorno cultural y medioambiental tienen en la aparición y desarrollo de muchos procesos malignos. El ejercicio del autocuidado y de la autorresponsabilidad aparece pues como un instrumento de libertad al servicio también de la salud y la palabra “prevención” ha cobrado un significado esencial para explicar el alargamiento de la vida, las bajas tasas de mortalidad infantil en los países de mayores medios económicos y la importancia de los hábitos en la dieta o en el modo de relacionarnos y vivir.
De la misma manera, nos parece que el llamado destino, el futuro, sigue tan incierto como inabordable con criterios de lógica científica. La suerte, el azar, lo que sobreviene sin haberlo programado, lo que nos llega por sorpresa siendo mil veces temido, sea como fuere, tampoco aún forma parte del dominio de los seres inteligentes. Aunque, igual que en la salud y en la vida, pueden planificarse muchas cuestiones y acontecimientos para llevarlos a un destino predeterminado, a una finalidad preconcebida... El destino no está escrito, decimos; cada día ponemos una letra, una frase, un párrafo en el camino. Pero, siendo cierto que podemos encauzar acontecimientos, realizar proyectos y presupuestos para dejar en manos de la duda el menor sesgo posible, a veces, el revés más inesperado, lo más absurdo e insignificante, se convierte en variable de magnitud incalculable que termina desbaratando lo esperado dándole la vuelta y llevándonos a espacios ajenos...
Resulta entonces la salud una conquista progresiva y el destino un reto por escrutar, pero a los que ganamos milésimas de seguridad en la incertidumbre. Sin embargo, hay un punto final, un acento trágico podríamos decir, que aún queda en el ámbito de lo imposible: la muerte, la ausencia de vida, la nada; todo como expresión certera también de la nimiedad de lo que somos y de lo que pretendemos, en este ansia por poseerlo todo, incluso el ritmo de la vida.
Y aunque esto que va escrito pueda parecer impregnado de pesimismo, debo decir que, por el contrario, cabe pensar que hay otro punto, en el polo opuesto, más bien en el mismo lugar como la cara y la cruz de una moneda, que viene a dar la semblanza de la luz, el reflejo de la esperanza, las puertas del optimismo. Porque, igual que el punto final de la salud y del destino es la misma muerte, el primer signo es la propia vida. Al nacer estamos pletóricos de salud porque aún no hemos dado oportunidad de actuar a los virus ni a los oncogenes; somos un proyecto indeterminado que lleva implícito un impulso resplandeciente, una fuerza vital que necesita espacio y tiempo para desarrollarse; somos la vitalidad hecha carne rosa. Y no hay destino ni futuro quemado, hay sólo proyecto, sólo posibilidades, sólo esperanzas.
Con una Ciudad pasa igual... Deseamos la salud a una mujer milenaria sabiendo que su sabiduría, escrita en las piedras, es la primera fuerza de su personalidad y también su mayor fuente de riqueza, que animamos a administrarla como su historia nos pide: con prudencia, cautela y mucho cariño. Y deseamos suerte porque también vimos en otros tiempos cómo la tragedia y la sinrazón la hirieron en su costado más preciado. Le deseamos salud y suerte, sencillamente, porque le deseamos la vida; la vida que precisamente ella nos da a nosotros.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)