La especulación

La especulación

Un reciente estudio, elaborado por iniciativa de la Asociación de Empresarios del Aljarafe y otras entidades de dicha comarca, viene a concluir que el modelo de crecimiento experimentado en esa zona se ha convertido en insostenible. Las infraestructuras están al borde del colapso y la saturación urbanística existente impide un desarrollo equilibrado del territorio. Más de cincuenta mil vehículos pasan diariamente desde el Aljarafe a la capital y las vías de comunicación pueden absorber poco más de treinta mil. Los municipios han perdido su identidad como pueblos y la construcción masiva de adosados, junto al uso individual del coche, establece un modo de vivir individualizado, sin cohesión social. Las relaciones sociales y económicas están mirando casi exclusivamente al centro de la gran urbe, olvidando así el propio desarrollo de esta comarca y sus municipios. Más del setenta y cinco por ciento de las personas que han de trabajar, en la primera corona del área metropolitana, tienen que hacerlo fuera de su pueblo.

Esta situación, que duda cabe, coloca a Carmona y a su término municipal en el centro de las miradas de muchos constructores, inmobiliarias, especuladores e incluso de miles de ciudadanos que, agotado y masificado el Aljarafe, buscan un lugar próximo a Sevilla capital que ofrezca una calidad de vida que en otros espacios ya no se encuentra. Se revaloriza así la posición estratégica del municipio de Carmona y las tentaciones económicas y las presiones urbanísticas seguramente están a la orden del día. Se trataría de un proyecto a modo de “Aljarafe 2” que podría albergar entre cinco y diez mil viviendas, con fuerte equipamiento de carácter privado, tipo campos de golf, con viviendas de mayor lujo que los simples adosados y que concentraría a las personas de mayor nivel económico que desean sencillamente vivir a cinco minutos de Sevilla, en término de Carmona, en espacios que actualmente están calificados como rústicos. Las plusvalías generadas supondrían para el Ayuntamiento de Carmona varias decenas de miles de millones de pesetas y, con esto, las posibilidades de inversión en el casco urbano y de solucionar problemas de infraestructuras y equipamientos, de dotarnos de todo tipo de iniciativas sociales y culturales bien financiadas, serían una realidad.

El gobierno municipal ha optado, sin embargo, por un modelo de desarrollo en el que quedan descartadas estas tendencias, en aras a mantener la identidad histórica y patrimonial de Carmona, que con una operación urbanística de ese calibre quedaría diluida y fatalmente dañada con la aparición de otro núcleo urbano, a veinte kilómetros, con más de quince mil habitantes que finalmente acabaría siendo el dominante desde el punto de vista social y político por el alto nivel adquisitivo y la concepción metropolitana de sus residentes.

Mantener esta política es esencial para Carmona y al parecer los carmonenses en su mayoría lo tienen claro. Pero mantener un modelo de ciudad histórica y sostenible tiene un coste económico que los propios carmonenses han de estar dispuestos a afrontar.

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