La seguridad de los ciudadanos

La seguridad de los ciudadanos

Se ha convertido el tema de la seguridad ciudadana en uno de los ejes centrales de los programas políticos, por ser una de las principales causas de inquietud y preocupación social. Y son aquellas cuestiones cotidianas que más nos afectan, o que vemos con nuestros propios ojos, las que más impacto nos produce. Aunque parezca absurdo, un fraude fiscal de enorme trascendencia puede resultarnos desapercibido, mientras que un delito menor, como un robo en el escaparate de nuestra calle, nos parece algo realmente grave. La clave, fíjense, está entonces en la cercanía que detectamos del riesgo, más que en la dimensión del propio riesgo. A medida que está más próximo, más nos angustia. Por exagerar, las bombas atómicas que están repartidas por el mundo nos producen menos miedo que un niñato haciendo alardes con la moto.

Viene esto a colación por la trascendencia que tuvo el hecho de que un profesor fuese agredido por un alumno hace unos días. Independientemente de la falta de veracidad de ciertas noticias que magnificaron dichas circunstancias, buscando más el morbo y el titular que la información objetiva, lo cierto y verdad es que la agresión existió, probablemente por ambas partes, y que ese instante violento vivido por dos personas, fue simultáneamente vivido por toda la comunidad educativa y, en consecuencia por la ciudad. Todos los profesores percibieron esa sensación de impotencia ante la provocación y sintieron la indefensión en sus propias carnes. Quizás muchos alumnos sintieron igualmente la repulsa por la pérdida de respeto hacia sus educadores que aquella falta significaba; quizás otros, desde la incertidumbre, la ignorancia o la falta de perspectivas, pudieron sentirse también indefensos ante un sistema educativo que, aún siendo obligatorio, nunca les comprendió ni les apoyó como ellos esperaban… Ahora, seguramente, quede un mal recuerdo de aquel momento y se haya pensado incluso cómo pudo evitarse; es posible que algunos policías se acerquen con más frecuencia por los entornos escolares y el tiempo, como siempre, pasará página.

Sin embargo, junto a ese percance, o más bien por ese percance, han debido aparecer en las reflexiones y en las conclusiones sobre lo ocurrido algunas palabras que también forman parte de la seguridad de los ciudadanos: hablamos de los valores de las personas que se van perdiendo, de la importancia de la cultura, de la tolerancia, del respeto, del papel de las familias, de las enseñanzas negativas de la televisión, de la necesidad de que nadie se sienta excluido, de la comunicación entre las generaciones, de los recursos y medios imprescindibles para una educación de calidad, de la comprensión ante los errores ajenos, de la pérdida injusta del papel del educador y el respeto que se merece, de lo importante que es una sociedad que integre y abra expectativas reales a sus jóvenes para el futuro… Si ha sido así, entonces se ha tratado el tema de la seguridad de los ciudadanos. Si sólo se habló de pandillas, niñatos, policías, miedos y castigos… entonces lo que se trató fué de inseguridad ciudadana, que son dos temas distintos, aunque tengan puntos y contenidos comunes.


















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