Carmona, ciudad universitaria
Si tuviésemos que escoger entre todos los proyectos positivos que la Ciudad de Carmona viene desarrollando (los negativos se los dejamos a los malasombras) uno de ellos viene a situarse con luz propia, para fortuna de los carmonenses, resaltando el perfil histórico y cultural de nuestro Municipio. Hablamos de la Universidad.
Es posible que haya quienes, no sabemos con qué intencionalidad, se empecinen en proyectar una Carmona tipo Chicago años 30, con una delincuencia incontrolada repleta de bandas peligrosas, automóviles ardiendo y destrozos de un vandalismo gigantesco que nadie puede neutralizar, dada las deficiencias policiales y la incompetencia municipal. Pero estos propagandistas, y eso sí sabemos por qué, ven frustrados sus empeños en malquistar a los ciudadanos entre sí, porque el tiempo va colocando a cada cual en su lugar, y a Gambrinus en el suyo, dando clases en el mostrador, mire usted, a su salud. Estos maldicientes, sólo por cubrir el espacio del contrapunto ácido que su ego les reclama, llegan a exagerar sus propias apreciaciones pretendiendo convertir en atmósfera irrespirable las bocanadas de humo que emanan algunos tubos de escape; no, mire usted, lo tranquilo que vamos dando el paseo de vuelta a casa… Y eso, aunque lo diga la concejala, también lo disfruta el corresponsal.
Una ciudad viva ha de asumir la diversidad propia de los modos distintos de entender la existencia. Quien pretenda la ciudad perfecta, la del silencio absoluto, con delicadas formas y pavimento hecho de chorros de oro, está insultando a la inteligencia y, además, nunca será feliz y, lo que es peor, no dejará a los demás tampoco que disfruten. Porque esa es una de las características que Carmona hace valer para ser Patrimonio Mundial: Los restos del calcolítico, del mundo tartésico, turdetano, romano… conviven con los restos de este milenio que ha generado su propia cultura; y en esa cultura, producto de los programas basura, de los profesores ya quemados, de los padres dimitidos y de la perezosa administración, están los protagonistas de la molestia; o sea, que están ahí.
Universidad, dice el diccionario, entre otras acepciones, “conjunto de las cosas creadas, mundo”… Universidad para ser universales, plurales, tolerantes, renacentistas, polifacéticos, conversadores y también críticos, cómo no. Universidad, para impartir cursos, clases, seminarios, congresos, para dar facultades, entendimiento, para dar vida, y también para dar respuestas. Universidad en Carmona para que nuestra Ciudad sea ese territorio donde civilizaciones y conocimientos se dan cita. Universidad para hacer valer la cultura como motor de desarrollo económico, y no sólo los ladrillos o el hormigón.
Por ello, como Ciudad universal y universitaria, vayamos preparando nuestra retina para comprender otras mil expresiones más del vivir y de la existencia de tanta gente que vendrán a sentarse en nuestra Plaza de Abastos o en la Alameda Alfonso XIII, que pasearán por los aledaños del Parador o del parque del Almendral, que se alojarán en casas alquiladas quizás de Villarrosa, San Francisco o alguna Urbanización; amigos en la nueva andadura de Carmona, ciudad tranquila, segura, pero viva; ciudad dinámica que procurará abrir más comedores y hostales, que dará más servicios y también que albergará más sabiduría y más fuerza para proyectarse ante el mundo… Y no en el Apocalipsis de la literatura barata del hampa inventado, sino en esa realidad donde todos cabemos, y cabemos nosotros porque somos los primeros; aunque, a veces, ni nos soportemos a nosotros mismos, inmersos en la ansiedad de una vida competitiva y llena de falsos titulares, aburridos de tanto cuento y de tantos vividores del cuento, marcados por el laberinto de nuestro propio egoísmo.
Si tuviésemos que escoger entre todos los proyectos positivos que la Ciudad de Carmona viene desarrollando (los negativos se los dejamos a los malasombras) uno de ellos viene a situarse con luz propia, para fortuna de los carmonenses, resaltando el perfil histórico y cultural de nuestro Municipio. Hablamos de la Universidad.
Es posible que haya quienes, no sabemos con qué intencionalidad, se empecinen en proyectar una Carmona tipo Chicago años 30, con una delincuencia incontrolada repleta de bandas peligrosas, automóviles ardiendo y destrozos de un vandalismo gigantesco que nadie puede neutralizar, dada las deficiencias policiales y la incompetencia municipal. Pero estos propagandistas, y eso sí sabemos por qué, ven frustrados sus empeños en malquistar a los ciudadanos entre sí, porque el tiempo va colocando a cada cual en su lugar, y a Gambrinus en el suyo, dando clases en el mostrador, mire usted, a su salud. Estos maldicientes, sólo por cubrir el espacio del contrapunto ácido que su ego les reclama, llegan a exagerar sus propias apreciaciones pretendiendo convertir en atmósfera irrespirable las bocanadas de humo que emanan algunos tubos de escape; no, mire usted, lo tranquilo que vamos dando el paseo de vuelta a casa… Y eso, aunque lo diga la concejala, también lo disfruta el corresponsal.
Una ciudad viva ha de asumir la diversidad propia de los modos distintos de entender la existencia. Quien pretenda la ciudad perfecta, la del silencio absoluto, con delicadas formas y pavimento hecho de chorros de oro, está insultando a la inteligencia y, además, nunca será feliz y, lo que es peor, no dejará a los demás tampoco que disfruten. Porque esa es una de las características que Carmona hace valer para ser Patrimonio Mundial: Los restos del calcolítico, del mundo tartésico, turdetano, romano… conviven con los restos de este milenio que ha generado su propia cultura; y en esa cultura, producto de los programas basura, de los profesores ya quemados, de los padres dimitidos y de la perezosa administración, están los protagonistas de la molestia; o sea, que están ahí.
Universidad, dice el diccionario, entre otras acepciones, “conjunto de las cosas creadas, mundo”… Universidad para ser universales, plurales, tolerantes, renacentistas, polifacéticos, conversadores y también críticos, cómo no. Universidad, para impartir cursos, clases, seminarios, congresos, para dar facultades, entendimiento, para dar vida, y también para dar respuestas. Universidad en Carmona para que nuestra Ciudad sea ese territorio donde civilizaciones y conocimientos se dan cita. Universidad para hacer valer la cultura como motor de desarrollo económico, y no sólo los ladrillos o el hormigón.
Por ello, como Ciudad universal y universitaria, vayamos preparando nuestra retina para comprender otras mil expresiones más del vivir y de la existencia de tanta gente que vendrán a sentarse en nuestra Plaza de Abastos o en la Alameda Alfonso XIII, que pasearán por los aledaños del Parador o del parque del Almendral, que se alojarán en casas alquiladas quizás de Villarrosa, San Francisco o alguna Urbanización; amigos en la nueva andadura de Carmona, ciudad tranquila, segura, pero viva; ciudad dinámica que procurará abrir más comedores y hostales, que dará más servicios y también que albergará más sabiduría y más fuerza para proyectarse ante el mundo… Y no en el Apocalipsis de la literatura barata del hampa inventado, sino en esa realidad donde todos cabemos, y cabemos nosotros porque somos los primeros; aunque, a veces, ni nos soportemos a nosotros mismos, inmersos en la ansiedad de una vida competitiva y llena de falsos titulares, aburridos de tanto cuento y de tantos vividores del cuento, marcados por el laberinto de nuestro propio egoísmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario