El "cano-botellódromo"


El “cano-botellódromo”

Si no les importa, por favor, lean este mensaje. Es un fragmento de un correo electrónico que ha circulado estos días entre bastantes jóvenes de Carmona. Dice así: “He estado en la botellona nueva, la cual es ... un lugar donde tenemos k estar soportando la música cani a tope y a unos cuantos de pánfilos saltando por todos lados, tirando hielos y botellas a diestro y siniestro; y reguinxándose de los árboles. Eso tiene k akabarse!!! No dejemos k nos llamen salvajes por estar en la misma botellona k ellos!! Vamos a convencer a la gente pa k nos volvamos este invierno a la botellona vieja donde los canívales estos no pueden meter los coxes y seguro k dan menos.... Además, pa lo poco k tiene Carmona aprovexemos el lugar de la antigua botellona, no tienes k pegarte el pateo, está al lado de la discoteca y pal invierno está mejor. Carmona estará llena de canis, pero lo k no puede ser es k nos manejen unos cabezas huecas, joder... k somos muxos y k si vamos tos payá al final podremos estar en la botellona haciendo lo k keramos con nuestros amigos sin meternos en problemas de k te tropieces con un cani y se te venga pa ti. Todos estudiamos y de lo k menos tenemos ganas es de pasarlo mal el sábado. No conviertas tu sábado en una rutina de ir a un sitio k no te gusta,...”

Mientras este correo circulaba, los medios se hacían eco de la nueva “ley antibotellón” de la Junta de Andalucía, más correctamente denominada “ley de potestades administrativas en materia de actividades de ocio en los espacios abiertos”. Esta norma prohibirá la concentración de personas que consuman bebidas alcohólicas en la vía pública, salvo en aquellos lugares que determinen los ayuntamientos... ¿Qué decir ante todo esto? El gobierno andaluz pretende que sean los ayuntamientos los que determinen dos cuestiones: Una, si la gente puede beber en la vía pública y dos, en qué lugar concreto pueden hacerlo. Esto traerá como consecuencia, entre otras, simplemente que haya ayuntamientos que no tengan o no asignen lugares para la botellona y, por tanto, no se pueda beber en la vía pública, y otros que por el contrario ofrezcan un solar o espacio adecuado y se concentren personas para beber. Pueblos de ley seca en lugares públicos y pueblos de movida a tope en zonas señalizadas... pero el tema es más profundo, hagámonos las siguientes preguntas:

¿De verdad puede pensarse que una norma puede solucionar el tema de la botellona, de la movida juvenil? ¿Este fenómeno social no tiene nada que ver, por ejemplo, con el tipo de educación preponderante en la que poco se incide en el necesario aprendizaje de la responsabilidad? ¿Tiene relación la movida-botellona con la situación generalizada de jóvenes que están en precario, sin perspectivas reales de estabilidad y autonomía en sus vidas? ¿Qué nos hace pensar ese correo en el que muchos jóvenes quieren una movida o botellona “diferente”... acaso son todos iguales? ¿No hay también jóvenes que quisieran estar en un lugar adecuado, sin coches, ni música a tope, en fin, molestando lo menos posible?...¿Alguien se cree que podrán los ayuntamientos obligar a todos los jóvenes a ir a un lugar determinado y allí poder concentrarse para beber? ¿Esos lugares designados por los ayuntamientos deberán reunir requisitos mínimos e infraestructuras que garanticen limpieza, urinarios, alumbrado, aislamiento o lejanía para no molestar...? ¿Si pasa algo en un lugar “determinado por el ayuntamiento” éste tendrá responsabilidad civil por lo que allí ocurra? ¿Van a estar los padres y las madres más seguros y tranquilos de lo que acontezca a sus hijos o hijas en un lugar de estas características?

Mientras el ayuntamiento de Carmona, por lo que se ha podido ver, decidió no asumir políticas represivas de prohibición u obligación en este terreno del ocio de los jóvenes durante el fin de semana... ahora, según la Junta, queda “prohibido beber en la vía pública”... ¿con qué medios se podrá requisar, practicar diligencias y sancionar a miles de jóvenes semanalmente?. Mientras el ayuntamiento propició una diversificación de la movida, que los jóvenes fueron concretando en lugares tan distintos como las naves, el Paseo del Estatuto, el pilero, u otros espacios públicos... ahora hay que “determinar” un lugar específico para ello... ¿Con qué criterios?, ¿en el extrarradio para no molestar?. ¿Dónde están esos lugares públicos disponibles para recibir a miles de jóvenes? ¿Dónde el presupuesto para acondicionarlos como parques temáticos de un redil para jóvenes? ¿Quién garantiza que, finalmente, vayan allí los jóvenes (“No conviertas tu sábado en una rutina de ir a un sitio k no te gusta”)? ¿Y todo para beber un poco más barato?...

¿A nadie se le ocurrió que hace falta una década, con un incremento de los presupuestos para educación y empleo, y entonces hablar de soluciones...?






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