El triángulo de Carmona



El triángulo de Carmona

La situación política actual del ayuntamiento de Carmona se asemeja, geométricamente hablando, a un triángulo. Un triángulo escaleno. Con tres lados diferentes y tres ángulos distintos, que serían las expresiones puntuales de las tres fuerzas políticas: IU, PP y PSOE. En teoría, este polígono irregular representaría un poliedro de 25.000 caras distintas, es decir, de todos y cada uno de los ciudadanos. La democracia representativa, simplifica así la realidad social convirtiéndola en una figura geométrica más simple y asequible.

El hecho de que ningún partido tenga la mayoría absoluta, implica necesariamente que para casi todos los asuntos deba existir un acuerdo, más o menos público, que permita su aprobación. La abstención juega un papel fundamental en los acuerdos que necesitan sólo mayoría simple. Basta que sólo uno de los grupos de la oposición se abstenga en el pleno para que la propuesta en cuestión salga adelante. Sin embargo, en los puntos que necesiten mayoría absoluta, o sea, el voto de once concejales, el PSOE requerirá sin excusas el apoyo del PP o de IU.

¿Sería posible que el PSOE obtuviera para unos temas el apoyo de IU y para otros el apoyo del PP indistintamente? Es difícil andar con dos muletas a la vez y no estar cojo. Sería una demostración de auténtico arte político el mantener mayorías con socios contrapuestos y no ejercitar una política contradictoria. En principio, hay un marco general de acuerdo PSOE-IU en el Estado, y en Andalucía, para el apoyo mutuo en los consistorios. En Carmona este acuerdo no se ha llevado a la práctica por dos razones: la primera es la espina clavada por el acuerdo IU-PP que les desplazó de la alcaldía en 1995; eso ha conllevado, craso error, el actuar desde un rencor y, también, no lo olvidemos, la misma responsabilidad tuvo IU que PP, o sea, que pasar la factura sólo a IU es un contrasentido. Los últimos cuatro años de IU con mayoría absoluta, ya lo anunciamos aquí, propiciaron una complicidad PSOE-PP que ahora está impregnando ese acuerdo entre ambas fuerzas en las cuestiones de mayor enjundia. La segunda razón es más simple: Antonio Cano es sociológicamente de derechas, aunque quedara deslumbrado y se afiliara al PSOE justo en aquellos tiempos en que fue nombrado personal de confianza del PSOE en el Ayuntamiento (la fecha la señaló él en una entrevista a este periódico, son coincidencias, verdad?)...

Si el PSOE mantiene esa línea, que en las reuniones de las comisiones informativas se traduce en esa frase “¿verdad, Juan?”, para obtener el beneplácito del PP... tarde o temprano quedará claro que no tiene política propia. Si el PP, a su vez, piensa que un poco de influencia a cambio de un apoyo político le beneficiará, en los próximos meses verá lo que es bueno.

¿Cuál es, pues, la salida?. La salida no es otra que ese triángulo funcione en clave “escalena”, es decir, han de darse de manera pública y no soterrada, los acuerdos necesarios para que los proyectos estratégicos de Carmona no queden sujetos a los avatares de cada momento.


Hay en Carmona dos opiniones extendidas: Una, que PSOE e IU deben olvidar viejas heridas y afrontar con perspectiva más global el horizonte de Carmona en clave de progreso; esto supone respetar los proyectos en marcha de IU y plantear un programa común para cuatro años. Para ello, es evidente, el anterior alcalde de IU debe facilitar ese acuerdo disminuyendo al máximo su protagonismo evitando así los resquemores y miedos que existen en las filas del PSOE. Y los socialistas deben darse cuenta ya de que, en el balance general de este país, es mucho más lo que IU ha ayudado al PSOE, siendo una fuerza más pequeña, que viceversa. Esta actuación sólo tiene un riesgo evidente, un riesgo letal: IU puede desaparecer al quedar subsumida en un PSOE que lo abarca y lo quiere todo.

La otra opinión, también extendida, es que IU y el PP deben entrar en un proceso de entendimiento mutuo: al fin y al cabo, los ocho años de cogobierno fueron muy fructíferos para la Ciudad, eso es reconocido por todos. Esto no se entendería por las direcciones de ambas formaciones, especialmente por la de IU, y tendría el riesgo, también letal –si no que se lo pregunten a Sebastián- de soportar las furias y venganzas del poder excluyente de la Junta con los que no aceptan su obediencia... Pero,.. Pero... ¿Y si las próximas elecciones generales las gana el PP?. Piensen y opinen, por favor.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Existen elementos que impiden un mayor entendimiento entre IU-PP o IU-PSOE: el modelo de ciudad.
De esto se ha hablado largo y tendido: IU defiende un desarrollo equilibrado, sostenido, de dentro hacia afuera, alejado de modelos de crecimiento tipo aljarafe, y así ha quedado plasmado en el actual PGOU aún pendiente de aprobación definitva.
Por otro lado, PP-PSOE apuestan por un crecimiento rápido, de ladrillo y hormigón, que beneficia la especulación y los intereses privados.

La política que está llevando acabo el PSOE es de carácter revanchista que aleja cada vez más posibles entendimientos con IU.

La figura de Juan Ávila y lo que este representa no agrada demasiado al electorado de IU (incluso a buena parte del PP).

Con todos estos ingredientes, y en mi opinión, los acuerdos entre IU y el resto de formaciones se me antoja muy difícil, salvo que IU esté dispuesta a renunciar, en todo o en parte, a los pilares básicos de su política en los últimos doce años: el modelo de ciudad media.

Mientras, si veo posible, y de hecho se está produciendo "bajo manta", acuerdos PP-PSOE. Pero, dada la situación política nacional y, sobre todo, andaluza, un pacto público no es factible.

Las tres fuerzas políticas están "condenadas" a pelear hasta el mínimo punto de acuerdo que se pudiese dar en aquellos aspectos más importantes del desarrollo de Carmona. Aunque dado los intereses que representan Antonio Cano y Juan Ávila, para ellos les va a resultar más fácil, aunque la ciudadanía no acabe enterándose de la misa la mitad.

Anónimo dijo...

Estimado Juan:

Sugerente análisis. Las encuentas avalan en poco la posibilidad que usted apunta. Pero sería interesante y podría ofrecer retratos muy pintorescos.

Don Juan, usted que tiene experiencia, ¿cómo se concilia la izquierda alternativa y antiglobalización con los neoliberales peperos? Lástima que en esta ocasión deba usted ceder el cetro al otro Juan, "Juan el del cartel". Pero bueno... quién sabe, igual su sapiencia política es capaz de atolondrarlo y vuelve usted a ser lo que fue un día (como los andaluces del Himno)

Don Juan un saludo para usted y sus lectores, si tiene la bondad de censurar favorablemente el comentario.

Siempre suyo.

Juan Corbones dijo...

Me parece de sentido común su exposición. Sólo que falta un punto a tener en cuenta: no sólo son neoliberaloes los peperos... Olvida usted la gigantesca mancha de corruptelas que llenan las camisas rosas del PSOE, las privatizaciones que han realizado de empresas públicas y su vocación neoliberal en todos los órdenes... Hoy, personalmente, prefiero un Zapatero que un Zaplana... Pero Chaves huele a rancio, y el PSOE de Andalucía es un auténtico régimen de dominio en todos los campos que ahoga a la sociedad civil; y su gestión como gobierno nos tiene como los últimos de la fila... Esto son verdades objetivas por mucho que consideremos al socialismo como "un sentimiento" (vamos, como el Betis...

Anónimo dijo...

Estimado don Juan:

¿Prefiere usted a Chaves o Arenas? ¿Quizá a sus (de usted) "amigos" Tarno y Sanz? Ah, que Arenas es de los "buenos", de los de la pinza. Ahora sólo queda que ustedes presenten a Rejón y vuelven a intentarlo, que quién sabe si esta vez sale.

La fortaleza del PSOE-A está muy relacionada, entre otras causas (faltaría más), con la inoperancia de la oposición como alternativa. La izquierda llamada alternativa y antiglobalizadora encierra ese drama: intenta el "sorpasso" y hace Gobierno a la derecha y otra vez los neoliberales. Neoliberales embarcados, desde el primer Gobierno Bush, en ganar la batalla de las ideas. Esto antes del 11-S, eh. El Gobierno Aznar, en España, también estuvo muy interesado en conquistar parcelas del discurso público para instalar sus ideas en cuestiones que nadie discute: la inoperancia de lo público frente a lo privado, la negación de la pluralidad nacional de España, etc.

Compadezco su posición, créame.

Siempre suyo. Saludos a los lectores y a su persona.