Urgencias: La amenaza continúa

Urgencias: La amenaza continúa

No quedaron satisfechos con haber cedido y persisten en la idea de recortar el personal del Centro de Salud. El recorte del gasto, a expensas de disminuir la plantilla y sobrecargar con horas a los médicos que queden, es una pauta que se ha convertido en una obstinación, en un empecinamiento de los responsables del SAS, todos del PSOE.

Ahora el método consistirá en lo siguiente, o al menos eso señalan bastantes indicios: Se están ofreciendo a médicos del Centro de Salud de Carmona, actualmente con contratos precarios o inestables, la posibilidad de irse a otros municipios con contratos mejores. Estos profesionales se van en su legítimo derecho a mejorar sus condiciones de trabajo. Pero las vacantes producidas no serán cubiertas. Con lo que habrá menos personal. La única excusa que les quedará para aparentar que la maniobra no ha sido premeditada es decir que no hay médicos en Sevilla para sustituir, que en la Bolsa de Trabajo no hay nadie en paro... Vaya barbaridad

¿Serán capaces de engañar de ese modo a Carmona? ¿Serán capaces de limpiarse los mocos con el escrito oficial enviado al Ayuntamiento en el que se comprometían a mantener la actual plantilla íntegra? ¿Por qué calla el PSOE, cuando saben lo que hay, tras la entrevista que la semana pasada tuvieron con el delegado de la consejería y el director del distrito?


¿SERÍA CONVENIENTE PENSAR EN OTRA MANIFESTACIÓN?

La taberna

La taberna

El mundo tabernario, que ha sido objeto estos días de un congreso en Carmona, es una constelación de propuestas y sugerencias nacidas de nuestra historia y de nuestro ser ¿Por qué digo propuestas?, lo digo así porque ciertamente, en el espacio más intimo de la libertad personal, el abanico de posibilidades de la vida nos abruma, nos bloquea o nos estimula. Pero todo no son grandes proyectos de vida; en muchas ocasiones nuestro debate vital y propio se desenvuelve en cuestiones tan cotidianas que pasan desapercibidas. “Vengo de fusilar la tarde” decía un trabajador, ya con su ropa limpia, camino de su casa, tras estar con el tercio de amigos en la taberna. Pasada la hora de la jornada de trabajo, en la cual casi siempre estamos sujetos a unas normas de obligado cumplimiento, a una agenda ajena que nos marca el ritmo, a una alienación en suma; tras ese tiempo, digo, el cuerpo y la mente entran en otro tiempo, breve, de libertad para elegir. ¿Adónde? Con el grupo de amigos que comparten contigo unas cuantas cosas básicas: el barrio, el tema de conversación, la hora de la cerveza... Hemos orientado, en primera instancia, el camino hacia el vínculo personal, porque buscamos el encuentro humano.

Y en ese lugar, con ese grupo, disfrutando del apego de los días, volvemos a elegir. Y aquí aparecen las diferentes opciones que se abren ante nosotros para que nuestros sentidos, nuestra intuición o nuestra inteligencia decidan. Si el primer paso fue, como dijimos, “el grupo”, “el tercio”... el segundo paso es más complejo, pero más secundario, pues se trata de cuestiones posteriores que van a depender de nuestras propias circunstancias. Elegir la bebida, la tapa, la conversación, incluso el tiempo y el lugar donde vas a relacionarte... Sin embargo, la primera opción fue la propia taberna, eso elegiste antes que nada, a sabiendas que dentro de ella estaban las gentes y las satisfacciones para tu cuerpo y para tu mente...

La taberna aparece, entonces, como el lugar de encuentro donde muchas cosas te resultan conocidas, familiares, donde has puesto un poco de tu confianza personal en el momento de tu libertad. Pues bien, lo mismo ocurre en tantas cosas de la vida. Ese conjunto de cosas que forman parte de tu mundo es tu patrimonio inmaterial cotidiano. Es intangible lo que realmente te atrae porque son varias razones superpuestas y una sóla la resultante. Quedando al final la taberna no sabes si como antesala de tu casa, prolongación habitada de tu calle o como la antítesis liberadora del trabajo...

Y ese patrimonio cultural, personal y colectivo, denostado tantas veces, mal visto por ser también génesis de embriaguez y enfermedad, ahora, como todo lo que nos rodea, se nos antoja parte de la historia a defender porque somos conscientes de que un mundo de intereses diferentes viene sustituyendo a nuestra propia identidad. Los Mac Donalds, o los Burger, por ser los más llamativos, hacen acto de poder y de presencia en nuestra geografía urbana, mientras las tabernas daban síntomas de extinción. Igual que los cines de barrio desaparecieron y los grandes centros comerciales se fueron convirtiendo en los lugares de ocio preferidos.

La diferencia fundamental entre esos dos mundos, el de la taberna y el del centro comercial, por escoger esos extremos, está en el alma más que en la estructura o el soporte. Se ha deshumanizado tanto el ocio que lo impersonal está ganando la batalla. La economía de escala necesita de grandes masas para obtener rentabilidad; son cadenas, franquicias, espacios enormes donde nadie conoce a nadie. Es una especie de bolsa, los multicines, donde de la cartelera desaparecen todos los días películas dignas por falta de clientela. Y las comidas son rápidas, aparentando mejicanos o cafés irlandeses, todo escenario, entre el bullicio sordo de gente que pululan hacia todos los sitios en el laberinto comercial; no existe la calle. Y no existe la comunicación cercana del conocimiento personal, la que surge de la proximidad, de la familiaridad. Y por mucho que una taberna sea trasladada, como un acto de simulación, a un centro comercial, aparecerá extraña, aparentada, fuera de contexto.

La taberna forma parte de nuestra historia sentimental. Y la reivindicamos ahora aunque ni siquiera seamos clientes de tabernas. La queremos presente y viva en estos tiempos porque siempre tendremos en ella, cualquier día, un rincón para la soledad o un espacio para la relación, en un mostrador donde podremos apoyarnos. Y, obligados a estar de pie, habremos de mantenernos erguidos, antes que claudicar bajo el poder del imperio gris de lo multitudinario.

La ciudad enjaulada

La ciudad enjaulada

Aunque aún no se hayan convocado las elecciones municipales, estamos claramente en campaña... Basta ver la llegada a Carmona de delegados y consejeros de la Junta (y los que vendrán) para preocuparse por nuestros problemas... También los líderes regionales hacen acto de presencia, Chaves y Arenas se han acercado al promontorio del Alcor a lanzar la caña de pescar hacia la vega de los votos. Y lo más novedoso es ver ya la gamberra dando vueltas por las calles con los dos candidatos del PP (y del PSOE) tan juntitos en sus laterales clamando por el cambio en Carmona, que tanto ansían ellos.

El candidato del PSOE en sus contactos hace valer, es lógico, el alto padrinazgo que la Junta puede ofrecerle; estos padrinos, ya se sabe, como en la mafia italiana, a veces pueden ser mortales porque espantan más que atraen. Dicen que la campaña del candidato del PP es mucho más activa y agresiva, pues se está dando a conocer en muchos lugares... Eso es muy importante, que le conozcan bien, esa es la clave de la sorpresa electoral que puede llevarse (él). Bueno, bromas aparte, la cuestión es que en unas diez semanas vamos a tener un ayuntamiento diferente, con concejales nuevos (y otros no tan nuevos) y quizás con un cambio de alcalde, porque el rumor del “pacto de los intereses privados” entre PSOE y PP va en aumento, aunque es difícil creerlo.

Resulta, entonces, que entre la gente se suscita ya la curiosidad por las posibles alternativas. Cada cual dirá las suyas, imaginamos, pero, quizás haya una esencial que debiéramos poner la primera o anteponer a cualquier otra consideración. ¿Cuáles son las críticas más importantes al gobierno municipal actual? ¿La limpieza de algunas calles?, ya ha comenzado el refuerzo de la limpieza por las tardes, parece que ha mejorado, pero ese tema aunque importante, no es sustancial. ¿El ruido de las motos?, también ha disminuido algo y es algo generalizado en la mayoría de los municipios en nuestro entorno; aunque muy importante no es trascendental. ¿El funcionamiento de la policía local?, es otro tema que afecta a casi todos las ciudades y vendrán medidas desde los diferentes gobiernos autonómicos y estatales para acometer este tema de común preocupación...

Cuando hablamos de lo esencial, de lo trascendente, nos referimos a las medidas estratégicas que conforman la Ciudad en su identidad futura, en aquellas cuestiones que tienen un carácter irreversible una vez hechas... Nos referimos al modelo de Ciudad que queremos para Carmona y que actualmente se está desarrollando.
¿Queremos el modelo de Ciudad del miedo, de la ciudad enjaulada? Un cerramiento para el parque del Almendral, otro para el parque de la Campana, otro para la alameda de la calle Jara, otro para el polígono el Pilero, otro para el polígono Brenes... Una tapia para impedir el acceso a quienes nos vayan a molestar, otra tapia que cierre el paso a jóvenes presuntos vándalos... La ciudad que convierte en presuntos a los demás y compartimenta cada espacio o barrio para vivir la endogamia del territorio no es una ciudad habitable. Considerar a los que puedan llegar, preconcebidamente, como personas que no pueden disfrutar los espacios públicos más cercanos a nosotros no es adecuado. Los espacios públicos de la ciudad son de todos. Y, paradójicamente, quienes puedan sentirse rechazados se convertirán en seres más insolidarios o agresivos al vivir esa marginación de manera sistemática. No creemos que ese sea el modelo para Carmona, porque, contrariamente a lo que ocurre en las grandes aglomeraciones urbanas y áreas metropolitanas donde se vive el desconocimiento del entorno más próximo, en una Ciudad media como Carmona, todos nos conocemos y esa desconfianza generalizada de las grandes urbes no existe entre nosotros. No extrapolemos pues las medidas que nacen de otras circunstancias diferentes a Carmona, porque no resultan necesarias ni convenientes.

Una ciudad habitable ha de basarse en la libertad de los ciudadanos y en el respeto entre todos, en la tolerancia y en la responsabilidad. Y hay muchas soluciones intermedias que no son necesariamente rejas con puntas afiladas ni tapias para crear espacios inaccesibles. Pueden estudiarse una vez que se evalúen los problemas concretos de cada lugar y las posibles medidas consensuadas por todos. Pero lo que debiera presidir el abordaje de estos problemas es la convicción de que la ciudad es de todos, para vivirla y para quererla.

Pulso de titanes

Pulso de titanes

Anda el país convulso, España polarizada artificialmente, inmersa en un enorme pulso entre dos titanes con pies de barro, a ver quién sube en el barómetro del CIS y gana las próximas elecciones generales... Pero todo es pura estética que intenta mostrar una imagen en blanco y negro para que nos situemos como fichas de dominó en un juego de poderes ya sabido. Porque no son ciertas esas “grandes verdades” que se dicen para impresionar al auditorio... Veamos.

El PP se ha querido situar como el defensor de la moral catolicona de siempre, que no la cristiana, posicionándose dura e inflexiblemente en los temas afectivos como el matrimonio entre homosexuales, la enseñanza de la religión y otras cuestiones colaterales como la investigación con células madre etc. También ha tomado como señal estratégica de su partido la defensa de la llamada unidad de la patria común en indivisible de todos los españoles, con banderas (astutamente ocultadas en la última manifestación) de la dictadura de Franco y de los grupos fascistas. Y, finalmente, mientras el juicio del 11M pone en evidencia aquel gran error de culpabilizar a ETA por los atentados islamistas y, además, todos recuerdan la gran mentira de Aznar y Bush de las armas de destrucción masiva de Irak para meternos en una guerra... mientras todo esto ocurre, como agua de Mayo, el PP pretende aparecer como el que abandera ahora la lucha contra el terrorismo de ETA ante la "actitud claudicante de un gobierno débil que cede al chantaje de “un preso que no come". ¿Es todo esto cierto? Ni mucho menos, pero nada de nada.

El PP, cuando le convino mostrar una imagen de centro, no cedió a las presiones ultras para modificar la ley del aborto que promulgó el PSOE. Y cuando le convino, en aras de una estrategia seguramente animada de la mejor voluntad, negoció con ETA, acercó presos y atenuó el régimen penitenciario de presos. Y cuando lo consideró oportuno esgrimió las razones humanitarias para liberar otros presos en otros países; hoy no tiene en su diccionario la cristiana palabra perdón ni el constitucional concepto de la reinserción. El PP considera que estos temas, especialmente el del etarra, son un filón de votos para conseguir salir de la oposición y, ahí está lo más lamentable, utiliza toda la demagogia a su alcance para llevar al corazón de la gente la semilla del rencor y de la crispación, en una espiral de difícil salida si no se corta a tiempo.

El PSOE, por su parte, que ha querido mostrar en estos días la imagen de un gobierno que desea un diálogo para conseguir la paz y un rostro humano impidiendo la muerte en la cárcel del etarra mencionado, en su día, por ejemplo, no tuvo reparos en utilizar fondos públicos para organizar una cuadrilla de asesinos, los GAL, con la finalidad de tomarse la justicia por su mano y pagar a tiros con la misma moneda a los terroristas... Y no pidió perdón por aquello, aunque tenga altos dirigentes de sus gobiernos en la cárcel por esas actuaciones ¿Con qué carta nos quedamos?

Tanto el PP como el PSOE defienden prácticamente el mismo modelo económico y social, ahí están los dos gemelos Solbes y Rato que siempre compartieron criterios y actuaciones en este campo. No más de dos puntos del PIB de diferencia, uno para flexibilizar el mercado laboral y disminuir algunos impuestos, el otro para mantener algunas políticas sociales sin privatizar, aunque al borde de la precariedad.

La única salida que tenemos los ciudadanos en situaciones como estas de bipolaridad y “guerra de titanes” es no perder la capacidad de pensar por nosotros mismos, no dejarnos arrastrar por nuestras propias vísceras, separar la paja del grano y ver bien los intereses y las trayectorias reales de cada cual. Por ejemplo ¿Acaso alguien ha descartado en la historia reciente de España utilizar el diálogo con ETA para terminar con el terrorismo? Ni siquiera el PP. Pues entonces ¿a qué viene ahora tanto tumulto? ¿Quiénes defienden la Nación española? ¿Qué es la Nación española? Acaso no hemos visto todos, cómo el PSOE y el PP, con el beneplácito de la mayoría, han desarrollado sus respectivas políticas de tal manera que la llamada Nación española no decide ya la política de defensa –al estar en el marco real de la OTAN-, ni la política agraria –al estar en manos de la Política Agraria Comunitaria-, ni el precio del dinero, ni las directrices comerciales (OMC), ni las grandes OPAs energéticas, ni el control de las multinacionales... Entonces ¿de qué estamos hablando?

A dónde vas PP?

¿A dónde vas PP?

Casi olvidado ya está aquel PP de hace diez años que negociaba con los sindicatos, pactaba con PNV y Convergencia i Unio y ocupaba un espacio de centro capaz de dinamizar la economía sin atentar contra los intereses de la mayoría... Aznar, cuatro años después, en su segundo mandato con mayoría absoluta, inició un giro hacia la derecha más rancia que sembró intolerancia y crispación... Y fue la presencia activa de España en la guerra de Irak, como consecuencia de las “armas de destrucción masiva” que este país poseía, según mintieron Bush y Aznar, lo que comenzó a generar el rechazo más amplio de la ciudadanía contra esta política... Y perdió las elecciones generales en un contexto de turbación social tras los atentados del 11M, mal explicado y también objeto de una gran mentira, cual fue el intento de endosar a ETA esta masacre para reafirmar así una política que ya era evidente se sustentaba en el engaño... Y, después, lo peor, no asumió la derrota electoral, ni se asumieron las investigaciones sobre el atentado del 11M ni se asumieron las políticas llamadas de Estado practicadas hasta entonces. Todo en pro de conseguir como objetivo único y prioritario el desgaste de Zapatero a costa de lo que fuera. O mejor dicho, todo en pro de conseguir como objetivo prioritario alcanzar nuevamente el gobierno de España a costa de lo que sea.

Tras la “guerra dialéctica” de los estatutos de autonomía, especialmente los de Cataluña y del País Vasco, se vio el filón sociológico-electoral en la apelación a la “Unidad de España” como elemento para cohesionar la movilización de los ciudadanos... los agravios comparativos e históricos reales, y las artimañas para generar una especie de “miedo a la fractura de España”, generaron el caldo de cultivo primario que alimentaba el discurso de la unidad frente a división de la patria común e indivisible; todo en el contexto de una confrontación retórica al más viejo estilo... Salieron las banderas de España y el himno nacional, animados por un visceralismo que todos entendíamos ya superado por la historia contemporánea de los españoles, más abiertos al diálogo, a la tolerancia y al reconocimiento de la pluralidad y la diversidad que al monolitismo del pasado...

Ahora, mientras vemos a diario las incidencias del juicio del 11M, el PP huye de su propia sombra agitando las banderías del miedo, porque es curioso que, tras el miedo inducido hacia una España rota y dividida, como la que según algunos provocara el golpe militar y la guerra civil, ahora se proyecta el miedo al terrorismo de ETA más para crear la conciencia angustiada de quien vive ese miedo que para solucionar el problema del terrorismo. O sea, fíjense, la clave de la estrategia actual del PP está en considerar, igual que algunos medios de la prensa rosa y amarilla, que las vísceras mueven más que la razón, que el miedo es fuente de poder para el que lo crea a costa del que lo padece. Se trata entonces de generar el escenario provocativo desde el miedo, que aprisiona el pensamiento, enturbia la conciencia, disminuye la lucidez y genera actos reflejos a veces agresivos.

Y aparecen las banderas con el águila y el escudo de Falange como signos premonitorios del trayecto que se avecina, ante el cual los demócratas hemos de estar atentos y ser consecuentes en la defensa de la libertad conquistada. Porque ese trayecto, tomando como excusa hoy la prisión atenuada de un preso etarra en huelga de hambre, ha sido visto ya en otras ocasiones, tomando como argumento el rechazo a los inmigrantes, la repulsa a la pluralidad territorial del Estado o cualquier pretexto sobrevenido. O sea, digo, lo importante no son los pretextos, excusas o a veces argumentos. Lo importante por su gravedad viene a ser la siembra interesada, persistente, de un discurso y de una dinámica de concepción ultraconservadora cuyos frutos habrán de ser necesariamente perniciosos para las libertades y para la convivencia ciudadana.

Y señalo dos efectos prácticamente irreversibles que perjudicarán a todos, incluido al propio PP, en el futuro:

El primero es la radicalización visceral de las personas sujetas a la propaganda interesada que estamos soportando últimamente. Esto es fácil de generar, pero es muy difícil frenar o reconducir. Aquellas personas que quedan vinculadas en un plano emocional y que perdiendo el sentido de las cosas caen en el insulto, en la agresión, o en la intolerancia, son simplemente ciudadanos que un día recibieron un mensaje con buena fe y lo hicieron suyo sin más capacidad de análisis y crítica; fe ciega se llama. Cuando llegue el día en que resulte necesario modificar esas conductas u orientar esas actitudes, será muy difícil conseguirlo con una parte de ellos, pues se verán engañados...

Lo segundo es que, pasado el tiempo, y una vez el PP consiga llegar al Gobierno de España, pretenderá realizar una política de centro y habrá de moderar su discurso para hacerlo más amplio y receptivo a las mayorías... Puede que, entonces, amplios sectores que le sirvieron de arietes para lograr con su radicalismo visceral el poder, consideren que el nuevo cambio de rumbo es inaceptable y formen un nuevo grupo político de carácter ultraconservador, con esos perfiles de intolerancia, xenofobia etc que hemos visto en Austria, Francia o Italia... Así, el PP habrá cavado su propia tumba porque esos sectores serán polo de atracción que se nutrirá del electorado del PP; o sea, a costa de la pérdida electoral del PP... ya fragmentado por su ala derecha. Es una hipótesis, pero ha ocurrido en otros países...

Es para pensarlo antes de proseguir con esta escalada política sin sentido de banderas llenas de águilas, yugos y flechas...

El éxito del Carnaval 2007

El éxito del Carnaval
Cuando nos referimos, este año, al éxito de nuestro Carnaval, no lo hacemos pensando exclusivamente en el concurso de Agrupaciones que tiene como escenario el Teatro Cerezo... aunque, como en años anteriores, ha sido el espacio de encuentro para las expresiones carnavalescas de tantos pueblos de la provincia. Para eso, Carmona, como anfitriona tiene el más antiguo de todos.
Tampoco nos referimos al jurado, ni a las musas ni a la organización,... todo perfecto, aunque ni siquiera hubiese concejal de festejos. No señalamos a los progenitores ni a los entendidos que contribuyen con sabias admoniciones y críticas al mejor funcionamiento del trabajo de todos...
En realidad, todo lo que hemos mencionado, organización, agrupaciones, musas, decorados, escenario, presentación, repostería.. ha estado a la altura de Carmona, con más mérito aún si cabe cuando en estos tiempos vemos cómo muy cerca de nuestra Ciudad otyros carnavales se extinguen...
Nos referimos al éxito que este año ha tenido el carnaval en la calle, especialmente en el desfile final. Ha sido espectacular, una explosión de entusiasmo y de participación, un poderío de la imaginación de las gentes y un desbordamiento de alegría... Lo sembrado antaño, lo trabajado durante años, ha dado frutos... Enhorabuena y felicitaciones a los dinamizadores de esta participación, pues han ganado la batalla a los dinamitadores de turno... Es el eterno pulso entre la ilusión y la apatía que se libra en Carmona desde siempre...

Garbanzos de la Vega

Garbanzos de la Vega
Nuestra cultura está alimentada de experiencias vitales. Una de las más importantes es el mundo de la comida; hablamos de la gastronomía, por decirlo en términos más parciales, pues el estómago no debiera ser el exclusivo protagonista de una cuestión tan trascendental. Ocurre que en nuestra memoria tenemos fijada la alimentación en un doble aspecto: un elemento para la supervivencia y otro para el placer... Y las dos concurren cuando nos acercamos a las comidas de nuestra infancia.

Cualquier celebración que se precie, desde una boda o un bautizo hasta un evento cultural, ha de contar con la gama de sabores que inciten la secreción salivar y los jugos gástricos, y si se acompaña de cervecitas o vinos mejor aún. Así disfrutamos, compartimos, nos evadimos un poco y nos quitamos de paso la obligación de hacer las comidas y fregar los platos; redondo.

¿Qué comidas? He ahí una cuestión de alto interés... A mayor selección, más refinamiento; con la multitud, guisos populares. Y qué ofrecemos en estos casos para que resulte factible la elaboración a escala de masas?... Arroz, porque ¿cómo vamos a poner pimientos rellenos de codornices para mil personas? Arroz, calderetas, papas con carne, vamos... Soy de la opinión que será un triunfo total para quien sea capaz de organizar algún día una comida multitudinaria ofreciendo huevos fritos con patatas, es lo que más nos une a la memoria histórica, a nuestra raíces más auténticas... Salvo una legumbre legendaria, que forma parte del esfuerzo del espinazo dolorido, del sufrimiento en las labores interminables del campo y que está presente en la mesa familiar desde siempre: el cocido. Hablamos de los garbanzos.

Por eso, mientras el gobierno municipal, en un intento de celebrar en la caseta municipal el día de Andalucía y la victoria contra las pretensiones del Ayuntamiento de El Viso del Alcor, organiza un guiso, el PSOE, en su caseta que está al lado, ofrece unos garbanzos de la Vega para captar clientela de los asistentes al evento institucional...

Garbanzos para celebrar, dicen, el triunfo sobre el Viso, cuando aún están escritas las declaraciones de dudas al preguntarles sobre la iniciativa expansionista del Viso... “ya veremos lo que dice el expediente... etc”, como si la cosa necesitase más estudios; se dice no estamos de acuerdo y ya está.
Garbanzos para celebrar la consecución del nuevo Colegio, cuando aún perduran las resistencias y las críticas porque IU movilizaba al personal para conseguir el Losada, ¿Dónde estaban? ¿Qué gestiones hicieron, por favor, en estos diez años para conseguir ni el Losada ni el ciclo formativo ni el San Blas...?

Garbanzos para celebrar el SI “abrumador” (qué palabra más fea para ser utilizada en este caso, como hizo Zarrías) del referéndum... ¿pero no era un triunfo de todos los que pidieron el voto afirmativo?

¿Garbanzos para rememorar la siega en la Vega?. Pues bien, nada de eso tiene la mayor importancia, pues están en su derecho de celebrar lo que les venga en gana, incluso la paralización del recorte de las urgencias sanitarias del centro de salud... Pueden celebrar lo que deseen, pueden capturar con garbanzos ciudadanos que vengan a la fiesta que organiza el ayuntamiento para meterlos en el rollo electoral de su partido, pueden hacer un pasillo fraudulento de una caseta a otra y algunos podrán comer a dos bandas, que no falte... Puede cada cual hacerlo a su modo, no debe haber mayor problema...

Aunque sí hay un pequeño problema... bueno, no es pequeño, es más bien ético, de falta de ética por parte del PSOE. Falta de ética por ir a su bola en un tema que debiera unir a todos, como es el día de Andalucía, pero eso no es lo más importante, lo más importante es otra cosa. Una Asociación que está realizando una labor importante por los discapacitados de Carmona se encargará de la barra de la fiesta en la caseta municipal... competir con eso es más impresentable... El PSOE, ya que se ha decidido por el oportunismo más barato en esta ocasión, no debiera caer tan bajo... Sería loable que su barra, la de sus garbanzos, no fuese al lucro del partido, sino al beneficio de esta u otra asociación de Carmona. Deben pensarlo bien. No vaya a ser que los garbanzos sienten en el pueblo como al niño de Paco Gandía aquel día caluroso en la plaza de toros.