Garbanzos de la Vega

Garbanzos de la Vega
Nuestra cultura está alimentada de experiencias vitales. Una de las más importantes es el mundo de la comida; hablamos de la gastronomía, por decirlo en términos más parciales, pues el estómago no debiera ser el exclusivo protagonista de una cuestión tan trascendental. Ocurre que en nuestra memoria tenemos fijada la alimentación en un doble aspecto: un elemento para la supervivencia y otro para el placer... Y las dos concurren cuando nos acercamos a las comidas de nuestra infancia.

Cualquier celebración que se precie, desde una boda o un bautizo hasta un evento cultural, ha de contar con la gama de sabores que inciten la secreción salivar y los jugos gástricos, y si se acompaña de cervecitas o vinos mejor aún. Así disfrutamos, compartimos, nos evadimos un poco y nos quitamos de paso la obligación de hacer las comidas y fregar los platos; redondo.

¿Qué comidas? He ahí una cuestión de alto interés... A mayor selección, más refinamiento; con la multitud, guisos populares. Y qué ofrecemos en estos casos para que resulte factible la elaboración a escala de masas?... Arroz, porque ¿cómo vamos a poner pimientos rellenos de codornices para mil personas? Arroz, calderetas, papas con carne, vamos... Soy de la opinión que será un triunfo total para quien sea capaz de organizar algún día una comida multitudinaria ofreciendo huevos fritos con patatas, es lo que más nos une a la memoria histórica, a nuestra raíces más auténticas... Salvo una legumbre legendaria, que forma parte del esfuerzo del espinazo dolorido, del sufrimiento en las labores interminables del campo y que está presente en la mesa familiar desde siempre: el cocido. Hablamos de los garbanzos.

Por eso, mientras el gobierno municipal, en un intento de celebrar en la caseta municipal el día de Andalucía y la victoria contra las pretensiones del Ayuntamiento de El Viso del Alcor, organiza un guiso, el PSOE, en su caseta que está al lado, ofrece unos garbanzos de la Vega para captar clientela de los asistentes al evento institucional...

Garbanzos para celebrar, dicen, el triunfo sobre el Viso, cuando aún están escritas las declaraciones de dudas al preguntarles sobre la iniciativa expansionista del Viso... “ya veremos lo que dice el expediente... etc”, como si la cosa necesitase más estudios; se dice no estamos de acuerdo y ya está.
Garbanzos para celebrar la consecución del nuevo Colegio, cuando aún perduran las resistencias y las críticas porque IU movilizaba al personal para conseguir el Losada, ¿Dónde estaban? ¿Qué gestiones hicieron, por favor, en estos diez años para conseguir ni el Losada ni el ciclo formativo ni el San Blas...?

Garbanzos para celebrar el SI “abrumador” (qué palabra más fea para ser utilizada en este caso, como hizo Zarrías) del referéndum... ¿pero no era un triunfo de todos los que pidieron el voto afirmativo?

¿Garbanzos para rememorar la siega en la Vega?. Pues bien, nada de eso tiene la mayor importancia, pues están en su derecho de celebrar lo que les venga en gana, incluso la paralización del recorte de las urgencias sanitarias del centro de salud... Pueden celebrar lo que deseen, pueden capturar con garbanzos ciudadanos que vengan a la fiesta que organiza el ayuntamiento para meterlos en el rollo electoral de su partido, pueden hacer un pasillo fraudulento de una caseta a otra y algunos podrán comer a dos bandas, que no falte... Puede cada cual hacerlo a su modo, no debe haber mayor problema...

Aunque sí hay un pequeño problema... bueno, no es pequeño, es más bien ético, de falta de ética por parte del PSOE. Falta de ética por ir a su bola en un tema que debiera unir a todos, como es el día de Andalucía, pero eso no es lo más importante, lo más importante es otra cosa. Una Asociación que está realizando una labor importante por los discapacitados de Carmona se encargará de la barra de la fiesta en la caseta municipal... competir con eso es más impresentable... El PSOE, ya que se ha decidido por el oportunismo más barato en esta ocasión, no debiera caer tan bajo... Sería loable que su barra, la de sus garbanzos, no fuese al lucro del partido, sino al beneficio de esta u otra asociación de Carmona. Deben pensarlo bien. No vaya a ser que los garbanzos sienten en el pueblo como al niño de Paco Gandía aquel día caluroso en la plaza de toros.

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