El pregón del Carnaval

El pregón del Carnaval

Es Carmona Ciudad de pregones y pregoneros. El de Semana Santa, madre de todas las proclamas, va acompañado de otros tantos y sólo recuerdo los de la juventud cofrade, Glorias de María, el Rocío, Cabalgata de Reyes, Feria de Mayo y el del Carnaval (me han salido siete, no debemos olvidar el de los carmonenses residentes en Barcelona). Ante esta diversidad, surgen los lógicos y saludables esfuerzos por conseguir cada cual su espacio de fondo, contenidos, formas y decorados. A veces, así ha ocurrido, parecía que todos imitaban al gran pregón por antonomasia de la Semana Santa... Pero, en la medida que van madurando, si desean sobrevivir en el tiempo, han de mantener una identidad propia en todos los sentidos.

Así ocurre con el Pregón del Carnaval. Debiera ser éste el pregón alternativo por excelencia; no olvidemos que la disputa vital entre Don Carnal y Doña Cuaresma es la expresión de un pulso moral y ético que abarca esencia y existencia, vida y muerte, libertad y culpa... Pues bien, este año podemos decir que hemos asistido a un magnifico pregón porque ha conseguido en fondo y forma ser alternativo, llegar con el mensaje de la propia fiesta a quienes se sienten partícipes de ella y tocar la tecla profunda que llega al inconsciente colectivo. Y me explico.

Por encima de todas las reflexiones y acciones de la vida, mantenemos una infancia prolongada que nos limita como seres libres. La figura del padre, o la de la madre, resuena en nuestra conciencia como consejera y conductora de nuestras vidas. La Semana Santa es, sobre todo, la rememoración de nuestro Padre y de nuestra Madre en un episodio doloroso del que nos sentimos culpables y del que deseamos ser perdonados a cambio del sacrificio, la abstinencia, o simplemente la oración. La alternativa a este pensamiento que late en nuestra conciencia y en nuestra ideología es la liberación definitiva de la figura del padre como jefe superior o la de la madre como protectora eterna... Esta es una de las finalidades del carnaval, mejor dicho, es la misma esencia del carnaval. Mediante una explosión de vitalismo y de libertad, la corporeidad desea ser autónoma e independiente sin más limitaciones que las de la imaginación y la creatividad, sin atender a las recomendaciones moralizantes ni a los reglamentos o normas del poder imperante; manda la crítica frente a la disciplina...

El pregón de Raúl Castro ha sido un intento, estéticamente conseguido, de proyectar la necesaria liberación del padre. En una primera parte del pregón, como cadáver, pone al auditorio carnavalesco ante su propia muerte... y hace una crítica al que algunos consideran padre del carnaval de Carmona, Paco Eslava. Y en una segunda parte, carnaval vivo y sarcástico, va llevando al auditorio por el derrotero de la crítica a todos los títeres con cabeza, ilustres o no, hasta llegar a un punto que el silencio del teatro marcó como el más trascendente, por real y sincero: el futuro del Carnaval está en manos de la propia gente, el Carnaval es la calle y debe ser expresión colectiva y no tutelada... “Teatro y contrato”, dos enfermedades, una la vanidad y otra el dinero, que han carcomido la auténtica esencia de un carnaval de todos, el que ha de ir a los barrios y llegar a la gente, no sólo el concurso y el espectáculo. Es decir, críticas al Ayuntamiento y al alcalde, todas las que quieras, pero ¿críticas al propio mundo del carnaval? ¿Cuándo se han hecho de esta manera?... Ese ha sido el mérito principal de este pregón que, para no faltar a los lugares comunes, tuvo destellos de humor en un cuarteto de tres que sirvió para reivindicar esta figura carnavalesca que tantos años hace que no vemos entre las nuestras... con alardes grotescos al “humor sencillo para el pueblo” frente al “humor inteligente” como recomendaciones didácticas al auditorio, y las consabidas arremetidas contra el alcalde...

Un pregón con las propias contradicciones de la vida, matando al padre al principio, sea éste el propio carnaval, el impulsor de hace veinte años o el mismo dinero, tutela o subvención institucional... Matando al padre al principio, sí, pero elogiando luego, como corresponde al buen hijo, al suyo propio, y a su madre, presentes en el teatro... Así es la vida...

Pregón que comenzó con un entierro y terminó, como es costumbre, con la famosa cabezada tras las bambalinas del escenario, en este caso de felicitaciones al pregonero... Y entre cabezada y cabezada, alguien, claro, decía...Pues éste no es precisamente de los que se disfrazan todos los días del carnaval... Y es que no tenemos arreglo... afortunadamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo los ciudadanos de Carmona, la gente de la calle, pueden conseguir que el Carnaval continúe como está, crezca o desaparezca.
El ayuntamiento puede ayudar dotando de medios económicos y humanos.
Pero si el carnaval no llega al corazón de la gente, me temo que pocos años le queda. Son los responsables carnavaleros quienes deben propiciar las decisiones y las gestiones que dirijan el carnaval hacia esa meta.