las sintonías de Antonio y Juan
Las sintonías de Antonio y Juan Ha dicho el candidato del PSOE Antonio Cano en su entrevista, publicada por este periódico, que “ahora mismo hay una mayor sintonía con el PP”. O sea, que él mismo ha dejado sin valor alguno su respuesta airada a Juan Corbones cuando en “el cambio y los recambios” le dije: “Ahí tienen ustedes el punto vulnerable de nuestro candidato del PSOE que, raqueta en mano, nos saluda desde los entornos lejanos de Moscú: su círculo real y su discurso más íntimo están preñados de las ideas y de las personas del PP. Muchas personas, incluso, creían que el candidato del PSOE era del PP, dada sus afinidades y círculos más cercanos...” En la misma entrevista, para que no queden más dudas, dice: “aunque muchos piensen que soy de derechas, soy de izquierdas”... Claro, pero ¿por qué muchos piensan que Antonio Cano es de derechas?, sencillamente porque, a ojos de una gran mayoría, no es de izquierdas, ni lo ha sido, ni ha tenido trayectoria de compromiso social ni siquiera con su propio colectivo... ¿Es esto ilegítimo? Pues no, tan legítimo es ser una cosa como la otra; lo que no es de recibo es pretender engañar a la gente... Porque Antonio Cano, ya una vez fue elegido concejal y ni siquiera llegó a tomar posesión, habiendo incluso ganado su partido... jamás dio una explicación sobre este abandono. ¿Acaso si alguien duda que ni siquiera tome posesión esta vez, no tendrá justificación con el precedente de 1991, cuando iba en la lista de Enrique Rivas? El caso del candidato del PP es bien distinto, porque hay quienes piensan que podría encajar en cualquier candidatura, ¿es entonces un polifacético? Puede que las distintas caras que cada cual percibe que tiene le permitan amoldarse a las circunstancias... Pero, en este caso, más bien se trata de un proceso relacionado con el oportunismo; oportunismo bien entendido, que no es otro que el mecanismo que algunos llevan dentro de intuir una oportunidad para mejorar su situación. Pregonero, rey mago y presidente del club de fútbol, no son, o no deben ser, elementos de un currículo para gestionar los intereses de una Ciudad como Carmona; una cosa son los nombramientos, digámoslo así, “por un día”, o las actividades deportivas balompédicas, y otra cosa es gobernar un municipio. Una cosa es ser un empresario, que forma parte de distintas sociedades, que ha prosperado como todos saben en la adquisición de propiedades y participación en empresas, y otra es ser un gobernante. Hay, entre ambas figuras, puntos de incompatibilidad manifiesta: Precisamente cuando los intereses privados, que andan envueltos en los negocios que se impulsan, están relacionados al mismo tiempo con decisiones políticas como las referentes al urbanismo. Pues bien, estos dos candidatos representan a dos partidos que en estos días están “a muerte” en el combate político electoral. El PP ha desplegado toda su artillería pesada, utilizando el terrorismo y lo que haga falta, para desgastar al PSOE y desbancar a Zapatero en 2008. La campaña electoral de las municipales parece por eso más una campaña de elecciones generales. ¿Puede entonces entenderse que Antonio Cano diga que tiene tanta sintonía con el PP? ¿Beneficia con eso al PSOE o le está haciendo el juego al Rajoy? ¿O sencillamente Antonio Cano está jugando como si fuera del PP y no se da cuenta?... Los militantes socialistas de Carmona deben estar algo desconcertados. Sin embargo, tengan en cuenta esto: el pacto PP-PSOE es políticamente imposible en Carmona, por el contexto general antes aludido. Pero si sientan en una mesa a las respectivas “conexiones” familiares con diferentes negocios relacionados con el urbanismo en Carmona, seguramente tendrían ambas partes (irreconciliables verbalmente en lo general) muchas cuestiones de intereses comunes... En este contexto casero, pragmático y de rentabilidades es donde puede darse no un pacto político sino un acuerdo de mutuo interés, en el que sobra naturalmente Sebastián y el modelo de Ciudad que viene defendiendo. De ahí que las “sintonías mutuas”, los espacios fronterizos de ambos y todo lo que venimos observando sean lo suficientemente preocupantes como para tomarlo en consideración. Quedaría pues, al final, todo lo referente a la alcaldía de Carmona supeditado a dos cosas: Una, que las direcciones de ambos partidos estén dispuestas a asumir, en plena batalla campal antes de las próximas generales, un acuerdo excepcional, dado lo mal que lo ha hecho el actual alcalde; cosa difícil de sustentarse. Otra, que todas estas elucubraciones se disipen si IU consigue la mayoría suficiente o más de once... con lo que se acabaron todas estas chapuzas. |
El programa y la perspectiva
El programa y la perspectiva
Ahora, que estamos en campaña electoral, surgen los programas de las distintas candidaturas para captar el voto ciudadano. Es interesante, pues, analizar cómo se hacen estas propuestas y sus contenidos más relevantes porque, en teoría, nos aproximaremos más a una participación consciente del electorado.
Ahora, que estamos en campaña electoral, surgen los programas de las distintas candidaturas para captar el voto ciudadano. Es interesante, pues, analizar cómo se hacen estas propuestas y sus contenidos más relevantes porque, en teoría, nos aproximaremos más a una participación consciente del electorado.
En principio, cada cual es libre de proponer lo que quiera como cada cual es libre de creérselo o aceptarlo. Sin embargo, para comenzar, el formato ya nos delata el método y la intencionalidad del proponente. Así, por ejemplo, lo más común es encontrarse un listado de ofertas puntuales y atractivas, a modo de compromisos, a los ciudadanos. Dentro de esta fórmula “carta a los reyes magos”, existe la tentación de hacer grandes cosas, grandes centros comerciales, grandes centros deportivos, grandes apuestas inmobiliarias urbanísticas, grandes ejércitos de seguridad… Son como los grandes paquetes envueltos en colores llamativos que vemos debajo del “árbol de navidad” sólo que estamos en primavera…
El problema de este formato de grandes rebajas, perdón, de grandes ofertas, es que plantea tres dudas: la primera, si realmente habrá presupuestos para financiarlas, pues resultaría un poco sospechoso criticar por un lado el excesivo gasto de quien gobierna y, por otro, plantear más gastos y, además, no precisar las fuentes de ingresos necesarias diciendo al mismo tiempo que no se subirán los impuestos ni la deuda. La segunda duda es si realmente se considera a los electores como ciudadanos o como consumidores; porque las campañas electorales cada vez más, son diseñadas con criterios del marketing del consumo, es decir, provocar el deseo de obtener lo que se oferta sin procurar mayores reflexiones; pero una ciudad no se construye, o no debiera construirse, con la misma predisposición que se tiene en un supermercado con el carrito de la compra.
Pero, con mucho, y esta es la tercera duda que quizás pase inadvertida, es la coherencia entre las propuestas lo más significativo para entender si un programa tiene contenido real o es simplemente un catálogo de ofertas atractivas, para, pasada la campaña, olvidarse de ellas.
La coherencia de un programa radica en la compatibilidad entre todos sus puntos, su viabilidad social y económica y su perspectiva de futuro. En resumen, en unas elecciones municipales la clave que da la coherencia a un programa es el modelo de ciudad que se propone. El modelo de ciudad es sencillamente el conjunto integrado de propuestas urbanísticas, socioeconómicas y culturales que plasman coherentemente un desarrollo de la realidad de la ciudad, sus recursos y posibilidades y de su gente.
Hasta ahora, Izquierda Unida ha ido perfilando un modelo de ciudad que está convirtiendo a Carmona en una ciudad resplandeciente, en la que a leguas se nota su identidad histórica, frente a otros modelos como el imperante en el Aljarafe, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra o la Rinconada. Urbanísticamente, Carmona ha respetado su tipología, mientras las otras experiencias simplemente, en aras a un crecimiento inmobiliario, han disuelto su personalidad convirtiéndose en ciudades de servicios con vocación de albergar residentes para dormir, “ciudades-dormitorios”. Además, el modelo de ciudad que Izquierda Unida ha ido consolidando defiende las relaciones ciudadanas desde el conocimiento entre las personas, frente al “anonimato” de las grandes aglomeraciones urbanas, lo que ha venido en llamarse “la ciudad deshumanizada”. La defensa de la identidad, el respeto al patrimonio cultural, histórico y artístico, al medio ambiente y, sobre todo, la idea de un desarrollo sostenible, pensando en el futuro, porque muchas de las actuaciones que en una ciudad se realizan son irreversibles y quedan marcadas para siempre.
Y es que, a veces, aparecen propuestas que, revestidas de atractivo, pueden generar líneas destructivas del tejido comercial propio, o que desfiguren el desarrollo urbanístico o que distorsionen para siempre la identidad que durante siglos se vino conformando. Es por eso que también hay que ver, tras ese formato presuntamente atractivo qué perspectiva se esconde, dicho de otra manera, hacia dónde nos van a llevar.
Por ello, en estas elecciones cabría pensar que hay al menos tres modelos de ciudad diferentes, cada uno defendido por su correspondiente alternativa. Intente buscar los otros dos y, si los encuentra, tenga a bien compararlos para que su opción sea coherente... Si no encuentra los otros dos... ya sabe.
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