Enemigos y adversarios



Enemigos y adversarios

En el lenguaje político, a veces, se confunden los términos porque el significado de las palabras se contradice con los hechos que representan. La palabra enemigo tiene una resonancia de confrontación casi bélica; en cambio, la palabra adversario resulta más propia de una pugna deportiva. En realidad pueden contener la misma idea: hablamos de los contrarios; la diferencia está en el escenario en que desenvuelven sus diferencias: puede ser un campo de batalla o un campo de fútbol. Entonces, la lógica política nos lleva, para ser objetivos en el análisis, a estudiar antes los espacios que las controversias.

No es lo mismo el territorio de un municipio que el territorio nacional, está claro. Los enemigos en un lugar pueden incluso ser aliados en el otro. Pero, en líneas generales, suele decirse –con cierta hipocresía- que en política no hay enemigos sino adversarios, y la clave está en clarificar cuál es el adversario principal y cuál el secundario, para que las estrategias no conduzcan a unas metas contradictorias. Por ejemplo, en Carmona, ¿cuál es el adversario principal de IU? ¿es el PSOE o el PP?. Si el PP pactó con IU y facilitó su acceso al gobierno municipal, no sería muy lógico catalogarlo como principal contrario; aunque en el plano general sus ideas y programas son totalmente antagónicos. En resumen, el adversario principal de IU, en unas elecciones generales, es el PP; en Andalucía, es el PSOE –el PP no tiene posibilidades- y en Carmona, actualmente, son los dos. Para el PSOE, su adversario principal en Andalucía y en España es el PP; en Carmona es IU. Para el PP, su contrincante prioritario es el PSOE en los tres ámbitos, aunque el PP de Carmona no parece darse cuenta en estos últimos meses.

Pues con toda esta disyuntiva de enemigos y adversarios electorales y políticos, en el escenario de Carmona, resulta que el principal enemigo del gobierno municipal no es el PSOE ni el PP. Es un grupo que no se ha presentado a las elecciones ni tiene representación política, una parte de un colectivo que entre sus fines no está precisamente hacer política y últimamente la practica con los peores métodos. Nos referimos, ya lo habrán advertido, a una parte de unos sindicatos que representan a una parte de los funcionarios del ayuntamiento. Una parte que representa a un grupo de funcionarios cuya primera obligación es velar y hacer valer la autoridad democrática, establecer una protección real a los gobernantes y especialmente al alcalde, hacer cumplir las ordenanzas municipales y resoluciones de la alcaldía. Un grupo que en su tiempo libre, sin embargo, hace ostentación pública de ser los que más insultan al alcalde y al gobierno municipal, quienes más intentos de vejaciones, coacciones e intimidaciones realizan a los concejales que gobiernan ahora. También a los de antes, del PSOE, se lo hacían; no olvidemos al alcalde J. A. García Naviero soportando estoicamente, meses antes de dimitir, el vergonzoso y nauseabundo espectáculo de aquellos que le impidieron entrar en el ayuntamiento. Y también a los del PP, en Punta Umbría y en Palos de la Frontera. Son, en realidad, actos no contra el alcalde de cada lugar o época; son actos contra la autoridad democrática, consentidos por las propia democracia porque esta tiene la grandeza de tener demócratas que lo admiten y leyes que amparan incluso a quienes no creen en ella.

Es, en realidad, un pulso de un grupo de energúmenos contra toda una Ciudad, a la que no tienen inconveniente en dejar sin la prestación de sus servicios, mediante el uso de bajas masivas y desidia sin control –llámese absentismo-. Por eso, el alcalde no debe ceder al chantaje de los panfletos insultantes ni a las pretensiones abusivas, llamadas reivindicaciones, de quienes antes han de ganarse la confianza de los ciudadanos que la tiene por cierto bastante perdida. Ni el alcalde ni ninguno de sus concejales, que aquí el escenario no es un territorio ni un campo deportivo, el escenario es la dignidad y el respeto hacia quienes el pueblo eligió democráticamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ofú ¡ El verdadero enemigo de la Alcaldia no son los guardias, ya cobran incluso mas de lo que reclamaban via mil trapicheos. La gente sabe que en realidad a ellos la ciudad les importa tres pimientos. Siempre hay excusas para no tener el espiritu que hace falta para su trabajo; unas veces que el juez echa a la gente a la calle, otras que el alcalde no firma las multas, otras que cobran poco, etctetc. Digamos tambien que en la policia municipal hay gente muy decente eh¡ pero se impone el egoismo y prepotrencia de la mayoria. Por tanto no estoy de acuerdo con el análisis de Juan Corbones. Soy de la opinión que simplemente no tiene, sobre el papel, enemigo real. Distinto es, que doce años de gobierno hacen mella toda vez que el discurso politico de moda es la moderación de los cargos. Caso de Aznar. Sumemos que después de mas de una decada, que se dice pronto, siempre existe la corriente de cambio. El que todos estemos convencidos que ni Cano ni Ávila sean rivales de nivel de Martin Recio no le va ha asegurar una mayoria absoluta. A favor el Alcalde, tendrá, a parte de la vida personal de cada uno de los aspirantes, que la mayoria del pueblo no entiende de los dimes y diretes diarios del Consistorio. Al igual que el Psoe, aqui en carmona, en unas elecciones nacionales o autonómicas no necesita mas que un cartel con una foto cualquiera para que se le vote, lo mismo le ocurre a Sebastian en la ciudad con la particularidad que se vota a él y no a la lista ni al partido por el que se presenta.Galapagar